Estos compuestos se producen durante millones de años en la profundidad de la tierra y son provenientes de la descomposición de plantas y animales de épocas antiguas.
Los hidrocarburos se componen de átomos de carbono que se entrelazan con átomos de hidrógeno y se dividen en dos grandes grupos: alifáticos (alcanos, alquenos y alquinos) y aromáticos.
Los alcanos son aquellos que presentan enlaces sencillos, los alquenos poseen enlaces dobles y los alquinos son los que cuentan con enlaces triples.
Por otro lado, los hidrocarburos pueden salir al exterior (desde el interior de la tierra) de manera natural o a través de la explotación o perforación de sus yacimientos.
Con el pasar de los años y con el surgimiento de la revolución industrial, los hidrocarburos tomaron muchísima importancia para el desarrollo económico, dado que una vez procesados, los mismos pueden dar origen a una gran cantidad de productos que son utilizados en la cotidianidad.
Por ejemplo, pueden ser transformados en combustibles para generar energía y/o tener un uso industrial, para la fabricación de diversos productos como asfalto, plásticos, cosméticos, lubricantes de vehículos, entre otros. Incluso, el gas en su forma natural es utilizado en el día a día de los seres humanos, para la utilización de las cocinas y así preparar alimentos.
Pero, a pesar de que los hidrocarburos se presentan como muy positivos, también tienen sus efectos negativos sobre el medio ambiente y los humanos. Los mismos pueden ocasionar afecciones respiratorias, llegando a generar intoxicaciones graves. Además, en el caso del petróleo si éste es derramado por algún transporte marítimo o al ser explotado, al entrar en contacto con el agua produce la contaminación la misma.
En otros planetas como Júpiter, Saturno, Titán y Neptuno se han encontrado hidrocarburos que han surgido sin necesidad de que haya habido vida para generarlos. Éstos están compuestos parcialmente por metano o el etano.