El origen del término «hincha» surgió en Montevideo, Uruguay, en los albores del siglo XX. Miguel Reyes, novato profesional, había sido contratado por el Club Nacional de Fútbol para ocuparse de las tareas que hoy cumplen los utileros. Entre otras cosas, estaba involucrado en inflar (hinchar) las bolas del juego (también llamado bola o pelota) antes de cada partido (no había máquinas todavía para hacerlo).
Reyes, además, se había convertido en un entusiasta seguidor de los «Tricolores» y alentado a su equipo con estentóreas arengas y gritos que sobresalían por encima de los demás fanáticos. Los comentarios de la gente no esperaron: «¡Mira cómo gritan los fans!» Dijeron refiriéndose a la utilidad, por su tarea de «inflar» las bolas. Y así fue que poco a poco el término se aplicó a todos los que durante las reuniones animaron con entusiasmo a sus favoritos, rápidamente cruzaron el Río de la Plata y llegaron a Argentina, más concretamente a Banfield, una de las ciudades de fútbol con las que los Condes del Sur Y en la Ciudad de Buenos Aires, en el Parque Patricios, cuna del Huracán; Luego se extendió por el Cono Sur y Sudamérica.
Si bien está claro que todas las competiciones y eventos deportivos tienen bares, los más conocidos son los formados por los aficionados al fútbol en apoyo de un equipo particular, dado que el fútbol es el deporte más popular en la mayoría de los países de habla española. Una o más barras organizadas.
El término barra se utiliza más ampliamente y erróneamente en América Latina, siendo el más aceptado en los diferentes países del continente los términos inflados en Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay; Hobby en Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México; Torcido en Brasil y fanaticada en Venezuela. En España, el término ultra se utiliza para referirse al mismo concepto.