El nombre de España deriva de Hispania, nombre con el que los romanos designaron toda la península ibérica, término alternativo al nombre Iberia preferido por los autores griegos para hablar del mismo espacio. Sin embargo; el hecho de que el término Hispania no sea de raíz latina ha llevado a la formulación de varias teorías sobre su origen, algunas de ellas polémicas.
Las etimologías más aceptadas actualmente prefieren asumir un origen fenicio de la palabra. En 1674, el francés Samuel Bochart, basado en un texto de Gaius Valerio Catulo, en el que llama España cuniculosa (conejo), propuso que podría haber el origen de la palabra España. De esta manera, dedujo que en hebreo (lengua semítica, relacionada con el fenicio) la palabra spʰ (a) n podría significar ‘conejo’, ya que el término fenicio i-šphanim literalmente significaría: ¨damanes¨ (i-šphanim es el Una forma plural de i-šaphán, ‘damán’, Hyrax syriacus), que era cómo los fenicios decidieron, por falta de una palabra mejor, llamar al conejo Oryctolagus cuniculus, un animal poco conocido por ellos y que abundó extremadamente en la península. Otra versión de esta misma etimología sería ¨i-šphanim¨ Isla de conejos. Esta segunda explicación se hace necesaria porque en el latín clásico se pronuncia la H aspirado, haciendo imposible derivarlo de la S inicial S (leyes de Grimm y Verner).