Es importante señalar, que el individuo que padece de histeria presenta tanto síntomas físicos como psíquicos, sin embargo, dichos síntomas, no ostentan una raíz orgánica que los sustente, esto significa, que a pesar de que se le practiquen análisis clínicos al paciente y no se demostrar evidencia alguna que demuestre la causa concreta de dicha sintomatología física.
Por lo general la crisis histérica, inicia su derrotero con dolores físicos, como por ejemplo, dolores en la región abdominal, palpitaciones, y la vista se ve alterada; seguidamente se presenta la pérdida del conocimiento y una reacción similar a la epilepsia en la cual sobrevienen convulsiones y posiblemente un paro respiratorio. Ya en sus fases finales se dan lugar a los movimientos desorganizados y los gritos, a eso hay que añadirle la entrada por parte del paciente en un estado que puede mostrar señales violentas e incluso sexuales. Por último, la persona ira de a poco retomando la conciencia lo que se puede evidenciar por movimientos más leves y la comunicación aislada de sus sentimientos, emociones e ideas.
En la antigüedad se tenía la creencia errada, que esta afección tenía que ver con la presencia dentro del afectado de espíritus malignos, todas esas teoría no tenían sustento alguno, por lo tanto con el paso del tiempo, quedarían absolutamente descartadas, sobre todo en el momento en el que la medicina especializada, como es el caso d la psicología, se enfocó en ella y aclaró dicha patología.