La nieve utilizada para fabricar el iglú debe ser muy firme y densa, para lo cual, muchas veces debe ser comprimida, para luego ser cortada en forma de bloques semejantes a los ladrillos para construir el iglú, asentando uno sobre otro.
Los iglúes se pueden clasificar dependiendo de su tamaño: los de mayor tamaño, suelen ser estructuras enormes, permanentes y duraderas, que se encuentra dividida por secciones o compartimentos, que sirven como habitaciones aptos para cobijar hasta 20 personas. Igualmente pueden ser una secuencia de iglús medianos y pequeños entrelazados por túneles, convirtiéndose en conjunto de cuartos en la nieve. Los de mediano tamaño son empleados como vivienda familiar, poseen una sola habitación en su parte interna, son de tiempo más extenso que los iglús pequeños, por lo que necesitan de mantenimiento continuos para preservar la durabilidad y resistencia de la estructura. Los de pequeño tamaño, son hechos con la finalidad de servir de refugio temporal para los cazadores y exploradores, que recorren las regiones lejanas y cubiertas de nieve, y que no pueden volver a sus casas de forma inmediata y deben pasar la noche en estas estructuras para resguardarse del viento. Esta clase de edificación es de poca duración.
El ambiente cálido que se puede sentir dentro de un iglú acoge un movimiento creciente, ya que al calentarse se dilata, pensando menos que el aire frío, el cual bajará. Por lo que el área más caliente del iglú es en la parte alta, en donde suelen estar las habitaciones, la parte media está ubicada la cocina y en la parte baja está la entrada. Estas características son para aquellos iglús de gran tamaño.