Los incidentes diarios nos causan la sensación de falta de control sobre los eventos, ya que hay eventos imprevistos que nos obligan a reorganizar la agenda. Hay personas que son muy dinámicas y programan su agenda hasta el último milímetro.
Este tipo de actitud generalmente produce sufrimiento ya que la vida nos enseña que la adaptación al cambio es fundamental. Es decir, estamos inmersos en una corriente de eventos sobre los cuales algunos tienen más influencia que otros. Existen contingencias externas que muestran el valor de la casualidad o el azar en nuestra vida.
Cabe señalar que lo impredecible no debe tener un carácter negativo, simplemente, es un aspecto que la persona no tenía y debe hacer un esfuerzo para poder organizar la integración de esta nueva información.
Una llamada telefónica con noticias inesperadas, una visita sin previo aviso, la cancelación de un plan en el último momento, la asignación de más tareas en el trabajo, un leve problema de salud que impide cumplir con la agenda del día son ejemplos de eventos imprevistos Posible que obligarnos a reorganizarse adoptando una actitud proactiva frente a las circunstancias externas.
El derecho a estos eventos imprevistos se denomina casos fortuitos y están exentos de responsabilidad, por ejemplo, faltar a la escuela o trabajar por enfermarse, por una inundación en las calles o la vivienda, y así sucesivamente. A veces los eventos están previstos pero no pueden evitarse, esto se llama fuerza mayor, por ejemplo, en el mismo caso de trabajo, si alguien no puede asistir debido a una cirugía programada.
En las sociedades organizadas, en general, existen medidas para prevenir o reducir el daño que pueden ser causados por eventos imprevistos generales, como inundaciones, incendios o terremotos. Cuanto más protegidas estén estas comunidades, menor será su vulnerabilidad.
Los imprevistos traen grandes lecciones de aprendizaje: nos ayudan a implementar los recursos para gestionar los cambios, también abrimos la puerta a la novedad que nos hace salir de la zona de confort y, a veces descubrimos que hay sorpresas muy agradables detrás de eventos imprevistos que al principio no fueron observados como tales.
Los imprevistos traen dinamismo a la vida en forma de sorpresa impredecible. Esta es una de las razones por las que es una señal de inteligencia emocional vivir en el presente y no pensar demasiado en el futuro. Nadie sabe lo que sucederá mañana.
