Aquellos que hablan sin parar, no procesan lo que dicen bien y se esconden detrás de la espontaneidad para justificar las palabras que en muchas oportunidades pueden estar fuera de lugar, dice la psicóloga uruguaya Rosaura Lagos.
Pensar antes de hablar es muy útil no solo para uno sino para el resto del entorno. «Ser medido y responsable de los dichos es fundamental para no dar una mala imagen o ser estigmatizado como un charlatán.
El silencio a menudo es una mejor respuesta. Tómese un tiempo para responder es un ejercicio que es posible aprender a llevar a cabo y seguramente los resultados serán mucho mejores desde el momento en que nos volvemos individuos más discretos y respetuosos», explica el especialista.
No confunda la verborrea con la libertad de expresión. «Somos libres de decir todo lo que queremos siempre y cuando nos expresemos correctamente en todos los sentidos. La comunicación verbal es esencial, pero hay quienes expresan sus comentarios con gran crueldad sin ninguna necesidad.
Las palabras dichas sin ningún tipo de reflexión dejan de ser valiosas y a menudo pueden ser hirientes incluso. Debemos pensar antes de expresarnos y tener en cuenta que lo que decimos puede volverse contraproducente para otras personas, es decir, debemos ocuparnos de lo que hemos dicho.
Aquellos que simplemente charlan sin parar a menudo no procesan correctamente lo que dicen y, a menudo se autodenominan «espontáneos», para justificar de esa manera sus palabras que en más de una ocasión están extremadamente fuera de lugar y fuera de lugar.
Es importante, entonces, pensar y razonar antes de hablar. Es muy recomendable para el expositor y para su entorno, de esta forma evita ser reconocido como un simple charlatán e irradia una mala imagen.