En general se podría decir que el ius soli es un principio el cual países que usual e históricamente son receptores de migrantes adoptan y promueven, con la finalidad de integrar o incorporar a los extranjeros, y en ciertos casos aumentar la población de dicho país. Estas naciones que aprueban este principio y adoptan ese derecho son caracterizadas por ser estados democráticos, de libre pensamiento, y que casi siempre con pocos prejuicios raciales o sin ellos.
En cambio las naciones que apoyan el ius sanguinis como principio o criterio exclusivo para que aquellos individuos puedan nacionalizarse se caracterizan por el completo rechazo a lo extranjero y tratan por todos los medios mantener la supuesta pureza de la raza, impidiendo de cualquier forma posible que personas ajenas a dicha nación o territorio logren ser parte de determinada comunidad.
En el artículo 15 de la declaración universal de los derechos humanos expone el derecho universal a una nacionalidad; por ejemplo en Europa es aplicado el ius soli, además de Reino Unido y Francia, por su parte España solamente lo aplica en excepciones; los demás países europeos apoyan más que todo el ius sanguinis. En los países de Latinoamérica que favorecen el integrar a los inmigrantes a sus territorios aplican el ius soli, así también como Estados Unidos y Canadá.