Desde muchos siglos a.C. en el mundo existía la magia y muchos de los magos que la practicaban se encontraban en Roma, Grecia y en casi todo el mundo oriental y occidental, estos últimos eran muy conocidos por realizar ritos de fertilidad, especialmente en China. Aunque la magia y la hechicería estaban estrechamente ligadas a los pueblos orientales, países como Grecia o Roma ganaban gran reconocimiento, pues allí sus magos practicaban el arte de la adivinación, por lo que eran consultados por personas de todo el mundo. Fueron estos quienes crearon e impulsaron las lecturas del futuro mediante las cartas del tarot. Esta actividad era muy frecuente en la Era Moderna.
Como todas las prácticas en el mundo, ésta tiene un lado bueno y uno malo y es que este arte está dividido en magia blanca y magia negra. La magia blanca tiene como función principal el bienestar de los individuos y quienes la practican realizan sus hechizos y sortilegios con el fin de conseguir salud, alejar la maldad y la mala suerte, así como todo lo que pueda herir a una persona. Ésta fue la magia oficial durante muchas épocas históricas.
Por su parte, la magia negra está compuesta por todos los hechizos que buscan afectar negativamente el bienestar de un individuo y su suerte, afectando de esta manera su salud, provocándole accidentes o la pérdida de sus posesiones, entre otras desgracias.
Igualmente, la magia posee muchas clases que buscan realizar actos sobrenaturales en la vida de las personas, entre las que se encuentran: las chactas, los alibamones, la santería, el chamanismo, el vudú, el candomblé (vudú brasileño), el espiritismo, las wicca, entre otras clases que buscan elevar las experiencias del ser humano, ya sea adorando a Dios o adorando al Diablo.