El causante de esta enfermedad es el parásito transmitido al hombre a través de la picadura del mosquito anofeles que se encuentra infectado, los parásitos se trasladan a través del torrente sanguíneo al hígado, donde se desarrollan y adoptan otra forma para luego volver a la sangre e infectar a los glóbulos rojos en donde se reproducen, causando el rompimiento de los mismos. La malaria puede ser transmitida de manera congénita o por transferencias de sangre.
Los síntomas suelen aparecer entre los 10 y 15 días posteriores a la picadura del mosquito y puede ser una tarea complicada detectar la malaria debido a que los síntomas (fiebre, dolor de cabeza, vómito y escalofríos) son comunes en otras enfermedades. Si el tratamiento no es aplicado en las primeras 24 horas la malaria puede complicarse hasta el punto de causar la muerte del afectado. En los infantes que presentan paludismo en un estado avanzado, puede manifestarse anemia grave, paludismo de cerebro, problemas respiratorios y en los adultos se pueden afectar las funciones de diferentes órganos del cuerpo.
La detección y el tratamiento a tiempo son de gran importancia para preservar la vida de los afectados, ya que se disminuyen los efectos y se previene su propagación a otras zonas y personas, la forma más recomendada para combatir la malaria es el tratamiento en conjunto con artemisina, aún antes de aplicar cualquier fármaco es recomendable confirmar el diagnóstico a través exámenes de laboratorio, sin embargo si no se cuentan con los recursos necesarios para realizar dichas pruebas se puede prescribir el tratamiento basado en los síntomas del afectado.