Hija del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I, Gran Duque de Toscana y su esposa María Teresa I, Archiduquesa de Austria, Reina de Hungría y Reina de Bohemia, nació el 2 de noviembre de 1755. Ella es la decimoquinta y penúltima hija de la pareja imperial.
Ejerció una fuerte influencia política sobre su marido (a quien nunca amó), ignoró la miseria del pueblo y, con su comportamiento licencioso, contribuyó al descrédito de la monarquía en los años previos a la Revolución Francesa.Lo que más se recuerda de María Antonieta es su final dramático: condenada a morir en la guillotina.
El 10 de mayo de 1774, Luis XVI y María Antonieta se convirtieron en los reyes de Francia y Navarra.
Desde el verano de 1777 las primeras canciones hostiles comenzaron a circular como la pequeña reina de los veinte. María Antonieta se rodea de una pequeña corte de favoritos que despierta la envidia de otros cortesanos. Multiplica sus disfraces y fiestas, y organiza juegos de cartas donde se hacen grandes apuestas.
María Antonieta intenta influir en la política del rey al nombrar y despedir a los ministros caprichosamente o siguiendo el consejo interesado de sus amigos.
El 14 de agosto de 1793, María Antonieta fue llevada ante el Tribunal Revolucionario y presentada como fiscal Fouquier-Tinville. Si en el juicio de Luis XVI había tratado de mantener las apariencias de una cierta equidad, no hizo el proceso a María Antonieta. Él es acusado de ser entendido con los poderes extranjeros.
Fouquier-Tinville pide la pena de muerte y declara al acusado: «enemigo declarado de la nación francesa». Los dos abogados de María Antonieta, Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde, jóvenes e inexpertos, no pueden contrarrestar el veredicto.
Marie Antonieta es condenada a muerte el 16 de octubre, dos días después del inicio del juicio, acusada de alta traición. Al mediodía del día siguiente, María Antonieta muere en la guillotina, sin querer confesarse con el sacerdote constitucional propuesto. Después de la ejecución de María Antonieta se declaró la guerra entre Francia y Austria, poniendo fin a la alianza que había resistido hasta entonces.