El virus EBV Epstein-Barr por lo general es transmitido a través de la boca es decir al entrar en contacto con la saliva del infectado. Por esa razón es que se conoce como enfermedad del beso. La mononucleosis se distingue de otras patologías similares, por el hecho de que el virus permanece en la saliva del individuo infectado durante la fase aguda de la enfermedad y los meses próximos a la misma. Durante ese lapso peligro de contagio está latente para los que no sean inmunes al virus de EBV y entren en contacto directo con la saliva del afectado.
Esta infección afecta principalmente a niños y adultos jóvenes. Hay expertos que afirman que entre la población adulta se podría asegurar que la mayoría han pasado en algún momento de su vida por una infección causada por el virus Epstein-Barr (EBV). Luego de padecer esta enfermedad, lo normal es que la persona se vuelva inmune a ella, por lo que no se corre el riesgo de volver a desarrollar mononucleosis. La infección posee un periodo de incubación que oscila entre los 10 y 15 días durante los cuales no se presenta ningún síntoma. Pero cuando la enfermedad comienza a manifestarse, el malestar se extiende entre 7 a 14 días, generando cefalea, astenia, mialgias o dolores abdominales.
La sintomatología general es fiebre que por lo general es elevada, debilidad muscular, fatiga, inflamación de los ganglios linfáticos inflamación de las amígdalas y la faringe. Entre otros.