El ser narcisista se le atribuye a una serie de conductas, como al hecho de una adoración o complacencia, caricias, mimos, trato que se le da a su propio cuerpo como objeto sexual llegando a una satisfacción y gratificación completa de él mismo. Esta conducta se le considera una perversión o trastorno de la personalidad y se puede presentar en diferentes etapas, que desde la niñez, en algunos casos ya están muy arraigados en el individuo.
La tendencia del narcisismo va desde el aprovechamiento de otros para su beneficio, el sentido extremo de auto importancia recalcando de una manera desmesurada sus logros, la vanidad y belleza sobre la imagen que tienen sobre ellos mismos, ensalzar sus capacidades de desempeño sintiéndose así único y original, con el único propósito de ser adorado por otros si es posible; exigiendo la total atención, sin empatía y frecuentemente experimenta envidia sobre el éxito de otros, la prepotencia, el egoísmo agudo, baja autoestima y la arrogancia encabezan la lista de estas actitudes, sintiendo rabia a una mala crítica hacia su persona.
Mitológicamente hablando encontramos a Narciso, en sus versiones griegas; que habla de una ninfa llamada Eco la cual se enamora perdidamente de él y el la rechazo muy cruelmente, en la romana se menciona que un joven amaba a narciso el cual él, insensiblemente lo rechazo instándolo a morir bajo su propia espada, y la romántica explican que fue un ser muy hermoso, pero con su orgullo y arrogancia rechazo a muchos pretendientes, causando dolor y tristeza por el amor no correspondido, siendo así castigado al enamorarse de el mismo al mirar su reflejo en un estanque, quedando subyugado por el ser que reflejaba las aguas, sin poder tocarlo. Murió deseando el amor de su propio reflejo, convirtiéndose así en una flor de narciso que recuerda la historia de un ser atormentado por su belleza.
