Para muchos, la utilización de esta palabra es sinónimo de cultismo y por tal razón no es nada frecuente su uso, ya que existen palabras que sirven como sinónimo, además de ser de uso mucho más frecuente, algunas de ellos pueden ser novicio, discípulo, novato, etc. Un ejemplo claro del uso de este vocablo es el que se le daba en la antigüedad en la religión cristiana primitiva, para describir a aquellos nuevos seguidores que se iniciaban en dicha religión. Cuando un neófito se unía a una nueva comunidad cristiana, era frecuente que éste fuera recibido con gran cariño por parte de la misma y para poder reconócelo del resto, se le asignaba una vestimenta especial, la cual se caracterizaba por ser de color blanco.
Así como en el cristianismo, en otras religiones y órdenes seculares, era muy común que a este tipo de personas, también se les denominara novicios y por lo general para poder ser admitidos, era necesario que primero probarán su valor, por lo cual era necesario que llevarán a cabo una especie de periodo de prueba al cual se le denomina noviciado, en donde debían realizar diversas actividades relacionadas con la religión u orden para de esa forma dar un ir conociendo más a fondo las reglas y costumbres de la mismas.
Por otro lado en el lenguaje cotidiano es normal que esta palabra sea utilizada para describir a aquellas personas que son nuevas en un lugar o en su defecto están iniciando en una actividad, ya sea en el trabajo, escuela, etc. Éste tipo de personas por lo general, no tiene conocimiento alguno sobre la actividad que realizan, esto se debe a la inexperiencia, por tanto es necesario que tenga un tiempo determinado en donde se le permita relacionarse con el ambiente donde se deberá desenvolver.