Las religiones monoteístas (creyentes solamente en Dios) fueron las encargadas de mantener esta idea en alto, entiéndase así que estas cualidades son las que le otorgan la perfección a la divinidad más poderosa; esta cualidad a su vez también se ve cuestionada por la paradoja de Epicuro, el cual disputa las cualidades de Dios preguntándose entonces ¿Por qué si él mismo es omnipotente, omnipresente y posee omnisciencia existe maldad en el mundo?; esto se usa como defensa en las religiones deístas, debido a que las mismas exponen que Dios solo jugó un papel importante para la creación del universo, pero que su poder no pudo extenderse más allá y por tal razón existe maldad en la tierra.
Separándose un poco del ámbito teológico, la omnipresencia puede ser aplicada en diferentes ámbitos: a nivel futbolístico se considera omnipresente a aquel portero que se encuentra atento a todas las jugadas, permitiéndose así el bloqueo efectivo de todas las pelotas que van a la arquería; a su vez el término también se aplica en la literatura, donde se cataloga como narrador omnipresente a aquel que se conoce todos los personajes involucrados en absolutamente todas las escenas.
En el día a día de una persona también puede aplicarse el término “omnipresente”, donde enfatiza a aquel individuo que desee llegar a todos sus destinos de forma rápida; también “omnipresente” se considera a todo aquello que está constantemente en la mente de alguien, por ejemplo: “la viuda posee omnipresente la memoria de su esposo”, “permanece omnipresente el regalo de cumpleaños de mi hija”, etc.