Durante la antigüedad, en Roma se realizaba una práctica especial, esta consistía en convertir determinada cosa en sagrada, para que de esta manera fuera merecedora de respeto y gozarán de la protección de los dioses. A esta ceremonia se le conocía como “consecratio”. Por lo tanto aquel que irrespetara algún objeto que haya sido consagrado, pasaba a ser un delincuente y era castigado.
El rechazo antisemita que muchas organizaciones extremistas han manifestado, se ha puesto en evidencia a través de la profanación de tumbas en los diversos cementerios judíos que existen en el mundo. Palabras ofensivas escritas sobre las tumbas, son algunas de las profanaciones que estos grupos suelen realizar cuando quieren manifestar su odio hacia la civilización judía.
En la religión católica, se puede mencionar la profanación de la hostia que se entrega durante la comunión, por ejemplo si una persona al recibir la hostia consagrada, la escupe o la lanza al suelo y la pisa, está cometiendo un acto de profanación a la misma. Por lo general este tipo de acciones son realizada por personas que pertenecen a alguna secta o le rinden culto a lo oscuro.
Estos tipos de personas, han tenido la osadía de utilizar las hostias consagradas para realizar toda clase de rituales, misas negras, brujerías, etc.
De igual manera se ha hecho muy frecuente los robos a las iglesias católicas; parece ser que ya el respeto hacia lo sagrado se perdió hace mucho tiempo, la falta de valores en la sociedad ha originado este tipo de acciones tan condenables.
Otro tipo de profanación que ha sido muy usual últimamente es la de tumbas, estas acciones son cometidas por personas que practican la santería y el espiritismo, quienes se llevan los cráneos de los muertos para realizar sus prácticas. La iglesia católica condena fuertemente estos hechos, ya que para la religión, el cuerpo de una persona es un templo terrenal, el cual es honrado por los familiares de la misma, una vez que es despedido su espíritu va al reino de Dios.