El término «repelente» incluye aves, mamíferos, gramíneas, insectos, microbios y peces que son competidores de los seres humanos en términos de consumo de alimentos y que, con este fin, destruyen la siembra y son esparcidores de enfermedades.
La venta de repelentes ha sido durante muchos años, y más al principio, inadecuada y escasa en cuanto a la información que llega al consumidor sobre el riesgo que pueden causar para la salud, la agricultura o el medio ambiente en general.
Las hembras de los mosquitos se alimentan de sangre para ayudar a que sus huevos se desarrollen. Cuando muerden, dejan pasar la saliva a la zona donde están picando. La saliva contiene proteínas que pueden causar una reacción alérgica, como urticaria y picazón. Algunas personas que son más sensibles pueden desarrollar ampollas o reacciones inflamatorias importantes. Si el mosquito aloja un virus, es posible transmitir el virus a los humanos a través de la saliva.
Cabe destacar que en el mercado podemos encontrar varios tipos, como repelentes químicos, que tienen componentes sintéticos y los que están compuestos de derivados de plantas, también conocidos como repelentes naturales. Existen desde los clásicos en aerosol, espuma o loción, hasta los más modernos que son los electrónicos que emiten señales de ultrasonidos y alejan a diversas plagas.
Este método creado durante esas épocas de terror era y sigue siendo el más eficaz para evitar las picaduras de mosquitos son evitar las áreas infestadas por los mosquitos, usar ropa que protege contra las mordeduras, y usar repelentes contra los mosquitos.