Muchas personas tienden a confundir paciencia con resignación, es verdad que en ambas situaciones el individuo se manifiesta pasivo frente a la realidad que percibe, sin embargo la paciencia es una actitud positiva ya que seguidamente se encuentra vinculada con la perseverancia, y esta cualidad del individuo permite la constancia en el cumplimiento de una acción, soportando todo acto negativo para poder así llegar a la meta planteada; esto es totalmente lo contrario a la resignación, debido a que el individuo se demuestra pasivo frente a su realidad, pero esto se condiciona más al estado de renuncia o negación a cumplir con el objetivo determinado, donde la persona simplemente no llega a nada y no logra adquirir todos los logros o metas que se deseó para sí mismo, sino que en cambio de esto aprendió a vivir con lo que creía anteriormente como mediocre para su ser.
En el ámbito religioso, se realiza una importante distinción en dos términos que también son confundidos con frecuencia: resignación y aceptación; cuando hablamos de resignación es todo lo que se ha mencionado anteriormente, el individuo rechaza la idea de seguir luchando por lo que quiere y se mantiene conforme con lo que vive aunque no haya soñado eso para él, mientras que la aceptación es el entendimiento de los cambios presentados en la vida de la persona, tomarlos como nuevos puntos de partida y no como trabas que imposibilitaron el crecimiento del ámbito que se desea.