Hilar es una de las actividades más antiguas practicadas por el hombre, alcanzando, también, el estatus de tradicional. El hilado es una operación que consiste en convertir las fibras naturales en largos hilos, mediante la unión de varios trozos delgados y cortos, que terminarán por producir un hilo de considerable resistencia, que posteriormente serían utilizados para crear todo tipo de tejidos. Los objetos que no atravesarán por el tejido, pueden ser creados a partir de las fibras sin procesar. Este proceso puede ser tanto artesanal como industrial; el primero, por su parte, tiene al menos tres métodos, siendo estos el manual (no se utiliza ningún tipo de instrumento o herramienta), con el huso de la hila, cuyo funcionamiento ya se mencionó anteriormente, y la máquina de hilar o rueca; a nivel industrial, de igual forma, se utilizan diversas máquinas, que vuelven el proceso singularmente fácil y rápido.
Las máquinas de hilar fueron bastante populares entre durante la época medieval. Estas podían estar constituidas partir de fina madera o caña. Esta constaba de una cabeza en la que se disponían las fibras que se querían hilar, además de una rueca, una manivela y un soporte giratorio fijo. Este representaba el ingreso de bastantes familias y, normalmente, era considerado como una actividad destinada exclusivamente para las mujeres. En Europa, sobretodo en la zona occidental, era bastante común encontrar ancianas dedicadas al trabajo de hilar o tejer.