La seguridad social tiene su origen en Alemania, durante el siglo XIX, con la llamada “Ley del seguro de la enfermedad”. Sin embargo, no se empieza a conocer con tal nombre hasta el año 195, cuando en Estados Unidos se implementa la Social Security Act; a partir de esta, se expande el concepto gracias a sir William Beveridge, en el Social Insurance and Allied Services Report de 1942.
En función de las leyes de cada país, la seguridad social puede adquirir diversas características. La mayoría de países otorga pensiones a las personas que estén desempleadas o que no puedan laborar de una forma seguro (como los ancianos y los discapacitados) además de los que se encuentran en situaciones civiles delicadas, como la viudez y la orfandad; algunos, incluso, ofrecen un seguro para aquellas familias que han perdido a la persona que tenía el ingreso estable, es decir, el sostén, además de las mujeres que están en la más temprana maternidad.