De acuerdo a la localización de la misma, se podrá hablar de sinusitis etmoidal, también conocida como etmoiditis; sinusitis maxilar, frontal o esfenoidal y pansinusitis, que es cuando todos los grupos sinusales están afectados unilateral o bilateralmente.
Por otro lado, dependiendo del tiempo de duración de la afección se hablará de sinusitis aguda, subaguda, crónica y recurrente, con una presencia menor a cuatro semanas, entre cuatro y doce semanas, mayor a las doce semanas y varios ataques en un mismo año, respectivamente.
La sinusitis que se presenta en la infancia se distingue a la que aparece en la adultez, debido al desarrollo posnatal de los diversos grupos sinusales. Así, en los recién nacidos y lactantes sólo se presenta etmoiditis, en la primera infancia etmoiditis, pudiendo ser asociada con la sinusitis maxilar y de la adolescencia en adelante cualquier seno puede verse afectado. Sin embargo, la etmoiditis y la sinusitis maxilar siempre son las más frecuentes en cualquier grupo de edad.
El factor más importante que produce sinusitis es la obstrucción parcial o total del ostium sinusal, causado frecuentemente por el edema producido por un proceso catarral de las vías altas. Cabe destacar, que en las sinusitis crónicas suelen incriminarse, además, las anomalías anatómicas o constitucionales.
La obstrucción ostial provoca una estasis de las secreciones, con una disminución de pH y caída de la presión parcial de oxígeno intrasinusal, cambios que dan paso a la formación de un ambiente propicio para la colonización de bacterias, que a su vez conlleva a fenómenos inflamatorios de la mucosa que retroalimentan el proceso, que aumenta la obstrucción ostial.
Dicha inflamación de la mucosa provoca una alteración en el transporte mucociliar, ya que se produce un moco mucho más espeso, el cual es difícil de eliminar y expulsar, lo que contribuye a un bloqueo adicional.
En los procesos rinógenos que condicionan la sinusitis, los principales agentes bacterianos que se presentan son: Streptococcus pneumoniae, Moraxella catarrhalis, Haemophilus influenzae, Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes.
Las sinusitis crónicas pueden ser bacterianas o fúngicas, o asociadas a alguna enfermedad granulomatosa.
Los principales síntomas de la sinusitis son la congestión, tos, debilidad, fatiga y fiebre. Su diagnóstico se da por exámenes en la cara y nariz y para tratarla serán necesarios: antibióticos, analgésicos, descongestionantes, aerosoles nasales salinos, vaporizadores y el uso de almohadillas calientes en la zona inflamada.