Estos bonos se caracterizan por no tener una sustancia física susceptible de valoración económica. En la década de los setenta, estos planteamientos críticos en cuestiones empresariales sobre la contabilidad que estaba siendo utilizada desde la antigüedad lograron despertar a través de la información, la globalización y nuevos vínculos organizacionales y públicos que lograron un nuevo manejo en cuanto marketing se refiere. Tomando en cuenta que la contabilidad se basa en el control de movimientos activos de una entidad que genera valor, se organiza un activo que hace el papel de recurso controlado por dicha entidad en la que puede o no obtener beneficios tangibles o intangibles.
En este caso el término intangible es empleado con el fin de dar sentido restringido para los activos que producen beneficios iguales a los bienes de uso o renta y que no pueden materializarse de manera física. Este concepto se realizó con el fin de incorporar balances económicos del patrimonio de una organización a activos intangibles, como es el caso de la antes mencionada, valor de marca, el conocimiento que se desarrolla en esa organización, estructura de empleados, clientes o crecimiento empresarial.
Los activos intangibles pueden clasificarse de diferentes maneras según su rango y condición, algunas de ellas dependen de la posibilidad, incorporación, ventas y posibilidades contables, las cuales son:
Posibilidad de tener identidad propia:
- Identificables: pueden ser marcas, derechos de autor, licencias.
- No identificables: este en el caso de la publicidad, gastos de organización, etc.
Forma de incorporación:
- Adquiridos (intercambios con terceros): concesión y franquicias.
- Desarrollados por identidad propia: gastos de desarrollo.
Posibilidad de vender por separado:
- Vendibles por separado.
- No vendibles por separado.
Posibilidad de reconocerlos contablemente:
- Registrables contablemente.
- No registrables contablemente.
