De sus puntas se desprenden flores canulares o acanaladas con tonalidades violáceas y blancuzcas. Finalmente los pistilos se sostienen del labio inferior de la corola que son transformados en la polinización en cálices bilabiados con aquenios redondos de una belleza tenue y delicada.
Comúnmente la albahaca es vista en comidas gourmet tanto fresca como seca como un condimento, es muy fácil de cultivar y solo requiere de una baja temperatura complementada con una buena iluminación solar. Entre las recetas de cocina más populares que se conocen con albahaca están la ensalada capressa, su simpleza convierte a la albahaca en un ingrediente esencial, la salsa pesto de igual forma se prepara básicamente con esta mata fresca y la pizza en la que se emplea en una gama de opciones como condimento en la que juega un importante rol en los aromas y gustos de la cocina italiana. Sin embargo, sus orígenes permitieron que incursionara destacablemente en la cocina de la india y del medio oriente en sopas de verduras y consomés aromáticos.
La albahaca posee importantes poderes curativos, en su mayoría ignorados por la comunidad naturista debido a su reputación gastronómica. Entre sus cualidades más resaltantes destaca su propiedad diurética, combinada con miel en una jarra de agua es una jarra de agua es un excelente tratamiento contra los cálculos renales. El zumo que desprende la hoja y el tallo al extirparse funciona como un bálsamo para quemaduras, laceraciones cutáneas, picaduras de insecto infecciones bucales y muchas más.
La albahaca es una importante fuente de vitaminas C, K, E B6, Calcio, Magnesio y Zinc, entre otras. Sus antioxidantes son recomendados para la prevención de problemas cardiovasculares, al mismo tiempo que es un buen complemento del tratamiento para el cáncer. Sin embargo puede producir efectos secundarios en mujeres embarazadas o en periodos fértiles, es por eso que en países europeos está contraindicada en algunos casos.
