Un año fiscal posee 12 meses seguidos que finalizan en el último día de cualquier mes, a excepción del mes de diciembre, cuando se trata de declarar impuestos el año fiscal puede iniciar el 1 de marzo y finalizará el 28 de febrero, pero en lugar de ver la actividad tributaria en 12 meses se debe observar en semanas, pudiendo contener un año fiscal 52 o 53 semanas de duración.
Existen estados donde se reconocen dos tipo de años tributarios para las organizaciones que declaran sus impuestos, estos son el “año fiscal” y “año de calendario”, este último se trata de un lapso que consta de 12 meses y que inicia los días 1 de enero de cada año y finaliza el 31 de diciembre del mismo año. En los Estados en donde existe esta modalidad las empresas pueden elegir cuál tipo de año desean implementar para presentar su informe de contabilidad anual. A todas las empresas se les permite adoptar el año de calendario, sin embargo aquellas que no utilizan la herramienta de libros de contabilidad se encuentran obligadas a utilizarlos. Para que una empresa pueda cambiar su tipo de año tributario es necesario que los organismos competentes aprueben dicho cambio, de los contrario deberá seguir utilizando su año tributario sin importar los cambios que haya sufrido la empresa.
Existen instituciones que suelen finalizar su año fiscal durante el verano, tal es el caso de las universidades en los Estado Unidos, en donde se alinea el periodo fiscal con el escolar, esto motivado a que en dicho periodo las instituciones de enseñanza se encuentran con menor carga de trabajo.