Su territorio abarcaba desde el delta del Nilo, en la zona norte, hasta la isla Elefantina, manteniendo una fuerte influencia desde el Éufrates hasta Jebel Barkal. En algunas épocas de su historia incluyó en su territorio al desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí y una porción importante de territorio occidental.
Esta civilización logró prosperar en un ambiente bastante complicado ya que se encontraba rodeado por desierto y únicamente obtenían su alimento por las fértiles tierras que eran irrigadas por el propio río Nilo. Contaba además con un gobierno de tipo teocrático, puesto que se encontraban bajo el mando de un Faraón, quien tenía la creencia de descender de los propios dioses de Egipto.
Crearon además un muy importante sistema de escritura al que denominaron jeroglífico y consistía en representaciones de ideas a través de imágenes, de igual forma poseía un sistema de numeración, que destacan como uno de los primeros del mundo. Su literatura era bastante rica. Sin embargo, la habilidad que sin duda alguna les caracterizaba era la de magníficos arquitectos, algunos de los ejemplos más resaltantes de sus edificaciones que perduran hasta la actualidad son: las pirámides de Giza, la esfinge, la isla de Elefantina, El templo de Abu Simbel entre otras.
Esta civilización fue dirigida por más de XXXI dinastías las cuales heredaban el poder de padres a hijos, siendo el primer faraón de importancia Narmer, responsable de haber fundado la primera dinastía egipcia. Mientras que la última faraona fue Cleopatra VII, perteneciente a la dinastía ptolemaica, siendo ya insostenible el Imperio egipcio, fue conquistado por César Octavio quien fuera el primer Emperador de Roma.