Las ofrendas, según las piezas arqueológicas encontradas, son objetos que ya eran comunes para la época del neolítico. Generalmente, eran artefactos constituidos a partir de piedras y metales, con hachas y demás herramientas filosas. Estas eran enterradas o lanzadas a un cuerpo de agua cualquiera, puesto que eran muy valiosas y podían, los malhechores, robarlas y venderlas. De igual forma, hacia la Edad Media, era común que las coronas votivas, elaboradas con metales y piedras preciosas, las cruces votivas, ocultas dentro de las coronas y los cálices votivos, grandes y hermosos vasos de oro con forma de cáliz, fuesen ofrecidas a las deidades cristianas, sobre todo por reyes y personas de gran influencia.
En el antiguo Egipto, se le llamaba fórmula de ofrenda a la serie de regalos que se les hacían a las personas fallecidas. Esto permitía que las personas que ya no estaban presentes, pudieran participar en las ofrendas realizadas por el rey.