Para que el arbitraje pueda realizarse se necesita que las dos partes estén de acuerdo con la decisión, por lo que deben elegir a un tercero independiente que estará encargado de resolver la disputa. Con la intervención del tercero no es necesaria la del tribunal, pero se requiere cuando la decisión se tiene que se hacer cumplir. El arbitraje tiene variadas ventajas, como lo es la rapidez, la flexibilidad y se pueden pactar los acuerdos con anterioridad.
Existen dos tipos de arbitraje, el institucional, que se da en instituciones, bajo sus propias normas y el independiente, en donde los árbitros eligen las normas por donde se van a regir. También esta otra clasificación, que se emplea de acuerdo al tipo de fallo que se presenta, éstos son: en derecho y en equidad.
Los principios del arbitraje son: La voluntariedad, igualdad, audiencia, contradicción, libertad de configuración del proceso arbitral y confidencialidad; explicando así, que debe tener, en todo momento, la disposición de las dos partes a someterse a decisiones de un tercero, la igualdad en sus derechos, obligación a exponer sus razonamientos, saber de qué se le acusa, determinar las partes del proceso y mantener todo el proceso bajo secreto.