En su mayoría las archaea cuentan con una pared celular conformada por proteínas que integran una agrupación rígida que recubre la capa externa de la célula creando una malla protectora que química y físicamente a la célula.
Es importante resaltar que el análisis de estos microorganismos en sus inicios estuvo unido al de las bacterias, sin embargo se comenzaron a observar sus características singulares, las cuales no responden necesariamente con las mismas características de bacterias y de otros organismos procariotas.
Este término es de origen griego y significa «antiguo», esto se debe a que cuentan con una maquinaria molecular antigua, la cual se ha conservado sin ningún cambio significativo ante cualquier otra familia de microorganismos.
Estos microbios en su mayoría habitan en medios ambientes extremos, por lo que reciben el nombre de extremófilas. Mientras que existen otras que sobreviven en niveles de salinidad y temperaturas comunes, e incluso puede que existan algunas que vivan dentro de los intestinos de los seres vivos.
Las archaea termófilas son aquellas que viven en entornos sumamente calientes, mientras que las que habitan en ambientes súper salados se les denominan hipersalinos, estos tienen la capacidad de vivir en ambientes extremos en donde otros organismos no pueden habitar.
Las archaeas se encuentran de forma libre en la naturaleza: en los manantiales, en los suelos, etc.