Dentro de la psicoterapia el vocablo autógeno se le atribuye a una técnica, que se basa en la concentración pasiva de emociones físicas, llamada entrenamiento autógeno. Esta técnica fue desarrollada por primera vez por el neurólogo alemán Johannes H. Schultz en 1927. Este método de relajación se apoya en la autogestión y se crea a partir de la hipnosis.
La autohipnosis se puede aplicar en diferentes situaciones esenciales, con el objeto de formar un equilibrio entre el estrés y la relajación. Quienes controlan esta técnica, están en la capacidad de influir sobre ciertas funciones corporales involuntarias, tales como la respiración, la digestión o las reacciones cardiovasculares.
El propósito de estas prácticas es relajar la musculatura, disminuir o eliminar los dolores, lograr estar en calma y aumentar el rendimiento físico y mental.
El mejor sitio para realizar un entrenamiento autógeno son en ambientes de total tranquilidad, lejos de todo ruido perturbador. La habitación donde se encuentre debe estar a una temperatura adecuada y con una iluminación muy sutil, de tal manera que pueda facilitar la relajación.
De igual manera el adjetivo “autógeno” es aplicado dentro del ámbito de la metalurgia, para definir a una clase de soldadura metálica que se realiza sin la participación de elementos extraños, algo que se logra al fundir las partes que se quieren soldar.
