Aun cuando cuentan con una cocha, los caracoles se trasladan como gusanos y de forma lenta. Estos moluscos en su andar van produciendo un mucus o como se le dice popularmente un “baba” la cual les ayuda a caminar de una manera más fluida, ya que disminuye la fricción con el suelo. De igual manera el caparazón le sirve para regular la temperatura de su cuerpo. Esta concha crecerá a medida que se va desarrollando el caracol, el cual está compuesto por carbonato de calcio, por lo tanto su alimentación debe ser abundante en este elemento, para que el caparazón crezca sano y fuerte.
Se estima que existen más de 75 mil especies. Muchas de estos animales hibernan durante las épocas frías, cubriendo sus cuerpos con una delgada capa de mucus que les impide secarse. En ocasiones los caracoles, tiene la capacidad de hibernar en verano, con la finalidad de sobrevivir si llegasen a pasar una aguda sequía; ya que podrán vivir de la grasa acumulada durante esa época del año. Este proceso ha sido uno de las tantas razones, por las que estos moluscos han llegado a sobrevivir por muchos millones de año.
La expectativa de vida de los caracoles depende de su entorno y de la especie; se estima que existen algunos que llegan a vivir unos 5 años; sin embargo en condiciones silvestres, se cree que llegan a vivir hasta 25 años. Aun cuando muchos investigadores estiman que el tiempo de vida de los caracoles ha ido bajando, esto se debe a que el hombre ha destruido su hábitat y también por la contaminación.
En cuanto a su reproducción, los caracoles cuentan con ambos aparatos reproductores, es decir el de los machos y el de las hembras, por lo que se les cataloga de hermafroditas. Su sentido de la vista es deficiente, por lo tanto se deben guiar por el sentido del olfato para poder conseguir su comida. Tampoco cuentan con la capacidad de escuchar. Su alimentación se basa en plantas y huesos, frutos, cortezas y hongos. No se le debe dar ni azúcar ni sal, ya que no son capaces de procesarlos.