En las matemáticas, el concepto de la palabra se centra en el trazo de una figura geométrica que rodee a otra, teniendo en cuenta que estas deben estar en contacto en algunas zonas y deben ser continuas. Esto es, las figuras deben ser tangentes con respecto a las otras, en el mayor número de puntos posibles.
Esta palabra entra al idioma castellano alrededor del siglo XV, cuando se recibe un préstamo del latín: el vocablo “circumscribere”, que puede ser traducido como “trazar un círculo alrededor”. Este se deriva de la palabra “scribere” (escribir), y forma parte de la familia etimológica de la palabra “cero”. Es partir de su origen etimológico que se establece el sentido de la palabra, y se asocie, comúnmente, al trazado de círculos. Forma parte básica del vocabulario utilizado en una de las ramas más conocidas de las matemáticas, la geometría, además de ciencias relacionadas.
En su acepción como un delimitador de comportamientos o acciones, “circunscribir” engloba un importante aspecto dentro de ciertas operaciones y trabajos. Así, para que la máquina funcione de forma correcta, es importante que se establezcan ciertos límites, dentro de los cuales se garantice un ritmo óptimo y satisfactorio para el dueño. Otro ejemplo es el de un empleo cualquiera, como el de director de un equipo de fútbol, quien sólo debe encargarse de manejar los asuntos concernientes al desempeño de los jugadores en el campo y las competiciones.
