Con menos frecuencia, la cistitis puede ocurrir como reacción a ciertos medicamentos, radioterapia o irritantes potenciales, como aerosoles femeninos para la higiene, gelatinas espermicidas o el uso prolongado de un catéter. La cistitis también puede ocurrir como una complicación de otra enfermedad subyacente.
La cistitis proviene de numerosos microorganismos que pueden infectar el tracto urinario y causar cistitis, aunque los más comunes son los bacilos gramnegativos. El agente etiológico más frecuente es el bacilo intestinal Escherichia coli, responsable del 80% de las infecciones agudas. El 20% restante incluye microorganismos tales como Staphylococcus saprophyticus, Proteus mirabilis, Proteus vulgaris, Klebsiella sp., Streptococcus faecalis y Pseudomonas aeruginosa.
En la mayoría de los casos, la causa es un solo germen (E. coli) y en el 5% de las infecciones son polimicrobianas, y las asociaciones que ocurren con mayor frecuencia en estos casos son E. coli y P. mirabilis en el 60% de los casos, y E .coli con enterococos en el porcentaje restante.
Durante el embarazo, los agentes que causan la infección son los mismos que se encuentran en las mujeres no embarazadas; sin embargo, es posible detectar en menor medida Enterococcus sp, Gardnerella vaginalis y Ureaplasma urealyticum. En el caso de infecciones complicadas, E. coli sigue siendo el principal agente causal.
Entre los síntomas más frecuentes tenemos:
- Disuria o dolorosa e incompleta micción de la orina. Es un síntoma muy molesto descrito por el paciente como ardor o dolor al principio o al final de la corriente miccional.
- Polaquuria o aumento en el número de micciones.
- Frecuentemente se refieren a la necesidad de orinar en múltiples ocasiones, pero con poca cantidad.
- Tenesmo o sensación de orinar, incluso con una pequeña cantidad de orina en la vejiga. Se asocia con el deseo de continuar debido al vaciado incompleto de la vejiga.
- Dolor justo arriba del hueso púbico. Se vuelve claro especialmente cuando el doctor explora esta área, causando dolor bajo presión.
- Orina opaca con un olor desagradable.
- Hematuria o presencia de sangre en la orina. Aparece en aproximadamente el 30% de los casos. No siempre se aprecia en el contenido de orina, pero generalmente es más frecuente visualizarlo al limpiar el área.
- La cistitis no complicada generalmente no presenta fiebre; Cuando aparece, se debe sospechar una infección más alta, como pielonefritis aguda.