Este tipo de exámenes es frecuentemente utilizado para identificar agentes patógenos en las heces que por lo general son los responsables en el sistema digestivo provocando algunas infecciones en el tracto digestivo y diarreas. Entre las principales bacterias que un coprocultivo podría detectar se encuentran la salmonella, Escherichia coli, Shigella, Vibrio cholerae, entre otras. La presencia de dichos agentes en el organismo puede generar síntomas de diferentes tipos como por ejemplo malestar estomacal, fiebres, diarrea, vómitos etc.
Para poder realizar este examen es necesario que primero se tome la muestra, la cual debe estar sin sustancias que la alteran, como por ejemplo el orine o los resto de papel sanitario. La muestra de las heces puede ser recogida utilizando una bolsa de plástico para ello, la cual se puede colocar en el inodoro, o en su defecto alguna herramienta especial para su recolección, luego debe ser colocada en un recipiente previamente esterilizado y enviarla al laboratorio lo antes posible. Luego de esto ya en el laboratorio se procede con el cultivo de las heces en un recipiente redondo, donde los microorganismo deberán crecer, luego se debe supervisar el crecimiento de ello y luego se procede a su identificación mediante el uso de microscopios o en su defecto se utilizan diferentes técnicas de tinción.
Luego de que se lleva a cabo todo el procedimiento anteriormente descrito, el laboratorista encargado deberá realizar un informe en donde se detalle el resultado que arrojó dicho análisis, es decir que en dicho informe se debe indicar si los niveles de la flora saprófita son normales o no. Por lo general los resultados normales deben indicar concentraciones de bacterias de Gram negativas entre un 50 y 70 por ciento, así como también de un 30 a 50 por ciento de bacterias Gram positivas, sin presencia de hematíes y leucocitos.