Epicarpo: es una capa externa de la fruta, que forman generalmente qué se llama una cáscara;
Mesocarpo: la capa que corresponde a la pulpa, como aguacate, mango, melocotón. En muchas otras frutas como la papaya y la pulpa de uva incluye el núcleo y la película en la que se aferran las semillas. En naranja, limón y otros cítricos, la capa de mesocarpo corresponde al endocarpo blanco, esponjoso y seco de los brotes filmógenos, que contienen frutos ricos en sustancias con sabor agradable.
Endocarpo: en las semillas, frutas, hierbas, como el trigo y el maíz, las tres capas de la pared se unen entre sí y con las vainas de la semilla, formando una sola película.
Algunas frutas son suaves, otras están cubiertas con pelos, espinas o plumas. Estos revestimientos especializados en su superficie pueden jugar un papel clave en la dispersión de semillas. El caso más evidente es el fruto que tiene extensiones de alas y, gracias a ello, son impulsadas por el viento a distancias considerables. La dispersión de las semillas, e imperativo, presupone un misterio, aún no suficientemente estudiado, la orientación en el espacio vivo, por lo tanto, mientras los animales se mueven libremente, la planta, que es fija, nace en el lugar donde vivirá. Las correspondientes sus necesidades en cuanto a tipo de suelo, humedad, sol, etc.
La naturaleza es increíble y el hecho de que las semillas puedan sobrevivir a los ataques más crueles de la naturaleza hace que el ciclo se mantenga a pesar de todo lo que sucede. Evidentemente la evolución y el equilibrio de los sistemas a través de la transformación de los organismos es algo que llama el tenor de cualquier biólogo que se jacta de que él es apasionado sobre el estudio de la naturaleza.