Al carecer de tacto y presumir su arrogancia como orgullo excesivo de sí mismo, colocándose valores y ensalzando sus cualidades que en muchos casos llegan al extremo hacia su persona, creando un halo de perfección a su alrededor, vanagloriando virtudes muchas veces inexistentes, y desempeño de un jactar de acciones ya sean de índoles criminal; por la destreza y desempeño en los actos ilícitos, llegando a un hablar provocador, molestando a otros y pasando a ser un fanfarrón o petulante, entendiéndose que para el ser humano en muchos casos la manera de demostrar es a través de lo material y no lo moral, o los logros sobre hijos; es decir, que no les pertenece a ellos o no son propios, dando a entender que son de una suerte inacabable o que la vida gira por ello y para ellos, sin darle el debido valor y respeto a la voluntad Divina o sea Dios, puesto que gracias a Él somos y estamos en esta tierra. En la biblia se dan claros en ejemplos de personas jactanciosas como lo fue Moab, que resultó ser arrogante, soberbio, altanero y altivo de corazón, la humildad no reinaba en ninguno de sus actos.
En Chile a nivel del Derecho Civil, se habla en términos diferentes de la jactancia, haciendo referencia al derecho de exigir la posesión sobre algo, de poseerlo y pasar a defenderlo. Que si por alguna razón no lo obtuvo debe ser puesto a prueba su jactancia en un juicio, y demostrar que le pertenece o es el dueño por herencia, pasando a los pruebas escritas con testigos que declaren la veracidad del hecho, teniendo un tiempo estipulado por la ley chilena de tan solo seis meses que de no hacerlo así queda nula su petición.
