En Roma agraviar al Rey como a su Reina era causa de muerte, era estar en contra de la soberanía del pueblo, como de sus príncipes, sus gobernantes y los religiosos, estar en contra del clero como parte de un reino, ofender su divinidad se consideraba herejía y se consideraba tan grave como ofender al Rey o su Reina y su corte, desde esa época a nuestros días es un recurso que está vigente sobre todo en países que aún tengan descendencias y legados de la cultura romana.
Es de aspecto universal la lesa majestad, ya que desde el español, el griego, el latín, el francés, el inglés hasta en chino significa lo mismo, quien le faltara el respeto al César o sea el Rey como a un Emperador pagaba su falta con su vida.
Su etimología en latín es laesus que significa lastimar, ofender o herir. Majestad en latín es majestas que dice ser de grandeza, dignidad, para algunos de la época como el historiador Rufo Festo, que fungió como funcionario de la corte y procónsul de África, la palabra majestas del latín era magnitudinem es decir grandeza, todo lo grande, digno de ser adorado y venerado. Las creencias y las leyendas de la mitología sobre la fundación de Roma se dice que Remo burló el trazado de la muralla que protegía a la ciudad y que fue castigado por Rómulo, esta leyenda sirvió para definir una ley en contra de los traidores siendo la base para todos los crímenes de traición hacia el estado mayor y su prole. En Chile la sola palabra lesa se refiere a tonto, cuando alguien deja de hacer algo o cae como tonto por alguna broma, como por ejemplo cuando una chica por pena no le habla al chico que le gusta se le dice lesa, atrévete no más.