Por los motivos antes descritos, la melomanía no es considerada como una enfermedad, no degenera, no desgasta la vida, un melómano puede de hecho basa tanto sus actividades académicas como profesionales en sus gustos musicales. Lo más que podría pasar desde un aspecto negativo sería lo que afecte financieramente al sujeto. Un melómano siente la necesidad impulsiva de tener todos los discos o productos que ofrezca el cantante o género en cuestión, así como asistir a todas las presentaciones y conciertos que tenga el artista. Esto representa gastos que pueden ser exorbitantes. Según la etimología griega, Melomanía viene de “Melos” que significa “Canto” y “Manos” que es el que define las conductas de pasión de una persona por algo o alguien.
El término Melomanía ha sido empleado incluso en diversas generaciones como un halago y una conducta intelectual. Quienes son aficionados a la música, no solamente demuestran un gusto por el canto o sonido que emite algún instrumento musical, también hacen gala de un gran conocimiento cultural y de una inteligencia superior. Estas personas son buscadas comúnmente para que participen en proyectos audiovisuales o folclóricos.