Veamos ejemplos y denotemos como la metonimia es más común de lo que no aparenta ser: Cuando decimos: «La bota del pantalón» nos estamos refiriendo al orificio por donde sale la pierna en una prenda de vestir que cubre la parte inferior del cuerpo, una bota es un tipo de calzado alto y de gran robustez, lo que tienen en común el orificio del pantalón y el calzado es la zona en la que van del cuerpo, es por eso que en comunidad se expresa fácilmente y se le denota de esa manera, empleando una metonimia en un asunto verdaderamente burdo y sin intención de ser más que un SOBRENOMBRE.
Al estudiar la semántica nos encontramos un sin fin de herramientas y utilidades con las que el escritor es capaz de sumergir a quien lee en un mundo sin fin de su propia imaginación, la metonimia es una de las más recurridas por los escritores hoy en día, ya que esta utilidad permite hacer grandes comparaciones con objetos fáciles de percibir con los sentidos. Cuando alguien «Jura lealtad a la bandera» no se está refiriendo al cuadro de tela con colores que identifica a cualquier entidad organizada, se está refiriendo a que le va a brindar su lealtad a la nación o institución que esa bandera representa, es solo una idea de lo que quiere decir, aunque así suene mejor. La metonimia no es un modismo, pero es parte de la semántica, un factor esencial a la hora de desarrollar una idea que se espera que se entienda con simples ejemplos o representaciones más sencillas y menos apoteósicas de entender.