Este malestar también puede usarse para referirse a un sentido espiritual o anímico. Esto pasa cuando la persona tiene un problema o situación angustiosa y dicho malestar crea un sentimiento de pesar. Asimismo, la opresión es propia de las situaciones de gran tensión o estrés de tipo emocional provocada por circunstancias personales adversas, por ejemplo un problema laboral, familiar o desencanto amoroso.
Existe otro tipo de opresión, como la política, la cual se refiere a fenómenos colectivos dentro del terreno político. Esto ocurre cuando un pueblo de un país o de un territorio está sometido por un régimen de tipo tiránico. Con respecto a esto se tiene que el régimen actúa como opresor y el conjunto de la población es el oprimido. Durante toda la historia se han dado momentos donde la opresión ha sido la protagonista, especialmente en las dictaduras o los regímenes totalitarios. Esto pasa cuando los mandatarios ejercen el poder de manera absoluta sometiendo al pueblo a luna frustración general, al no poder relacionarse con plenitud y con ciertos niveles de libertad. Es por ello que ante sentimiento suele haber un deseo de libertad, provocando una reacción popular encaminada a acabar con la opresión política.
Desde una perspectiva política, la opresión implica una relación con el poder. Ésta es la acción de obligar a alguien o imponer una serie de pautas o normas sin su voluntad. Por otro lado, en las naciones democráticas hay mecanismos de poder, pero están legitimados por otro poder, como es el electoral y existe una división de poderes que reducen los niveles de opresión que un régimen democrático pudiera ejercer sobre el pueblo.
Son en los sistemas dictatoriales donde la opresión se realiza con mayor frecuencia, siendo el pueblo que de manera mayoritaria, padece una política déspota. Asimismo, existe una aceptación por parte de los ciudadanos porque existe un miedo de convertirse para provocar la opresión, ya que los dirigentes aplican severos castigos o sanciones ante cualquier amenaza.