Específicamente, los individuos perecientes de Pocrescofobia, empiezan con el deseo de querer perder peso, lo que va progresando hasta convertirse en una especie de adicción que cada vez se apega más al paciente. Aun así, la ansiedad que entra en juego por el deseo de perder peso rápido y compulsivamente, somete al sujeto a una presión que no podría soportar, por lo que aumentaría de peso. Sin embargo, el incremento de peso supone una gran desilusión y un fracaso increíble para el pocrescofóbico, y, en algunos casos, la depresión se puede presentar.
Esta fobia, según científicos encargados de su investigación, puede conllevar a la fobia de aumentar de peso (weight phobia), un término ideado por Arthur H. Chrisp, refiriéndose exclusivamente a las personas que sufren de Anorexia Nerviosa, un trastorno de origen neurótico que afecta mayormente a las personas jóvenes, y se caracteriza por el rechazo continuo de los alimentos, acompañado de vómitos provocados y adelgazamiento extremo.
También, existe el tipo de pocrescofóbicos que les temen a las personas que tienen una gordura exuberante. Normalmente se sienten asqueados o, extrañamente, temen que sujetos netamente obesos provoque algún daño sobre ellos. En esta etapa de la fobia se producen, principalmente, los anoréxicos nerviosos, además de la imposición de la sociedad a mantener “un cuerpo sano y una vida sana”, aunque esto es vital para la salud, impone sobre el individuo cierta intimidación que lo lleva a temerle indiscriminadamente al aumento de peso.
Para el correcto diagnóstico de esta fobia, se necesita que el paciente, presuntamente pocrescofóbico, se entreviste con un profesional de la psicología. En lo que corresponde al tratamiento, al sujeto se le realizarán prácticas de desensibilización, es decir, se pondrá en contacto con los miedos componentes de la fobia, igualmente se llevarán a cabo prácticas de exposición gradual a una situación en la cual se requiera enfrentar con su miedo.