A través de la historia esta palabra ha tenido diferentes usos, en especial entre la comunidad médico psicológica. Para el año de 1995 el psicólogo Emmy Werner le otorgó tres usos distintos a dicho término, el primero fue el de “recuperación post traumática”, “buena recuperación a pesar del riesgo para la sociedad” y “control de las competencias a pesar del constante estrés”. Posteriormente Para el año 2000 la doctora Emily Hunter describió a la resiliencia como algo entre dos polos, (resiliencia óptima y resiliencia menos que óptima), sin embargo cuando de adolescentes que se encuentran expuestos a un riesgo social constante y que por ende responden de manera menos positiva se debe incluir a los comportamientos con alto nivel de peligrosidad, abandono emocional y social y tácticas de supervivencia violentas, en caso tal el pronóstico más común es el de futuros adulto que se han adaptado de mala manera.
Actualmente el uso de la palabra resiliencia se ha dejado un poco de lado, esto se debe a que según las experiencia tomadas a lo largo de los años y el aprendizaje sustraído de cada paciente, han permitido observar que no se trata de una capacidad de los seres humanos sino más bien un proceso que contiene una variedad de elementos. Cuando un individuo cualquiera se encuentra atravesando por un momento difícil emocionalmente hablando, el entorno, la familia, los amigos y hasta la misma persona, son elementos que influyen en gran medida, es por ello que no se puede ver a la resiliencia como una capacidad puesto que más bien es la consecución de un proceso en el cual intervienen distintos elementos que ayudan a salir de dicha problemática de forma muy positiva para luego aprender de dicho acontecimiento o situación.