El concepto de ritmo circadiano se emplea en el campo de la biología para nombrar las oscilaciones de ciertas variables de tipo biológico en un intervalo temporal regular. Este ritmo también se conoce como ritmo biológico.
Lo habitual es que el ritmo circadiano esté relacionado con cambios ambientales que también se desarrollan rítmicamente. En cualquier caso, es un ritmo endógeno (interno) que puede reducir o aumentar la duración del intervalo de acuerdo con el entorno.
Los ritmos circadianos más fáciles de notar son los relacionados con la vigilia y los patrones de descanso y alimentación. Una persona generalmente está somnolienta o hambrienta siempre en un momento similar, ya que en su organismo los diferentes ritmos circadianos desencadenan diferentes mecanismos. Si un ser humano siempre almuerza a los 12, puede comenzar a sentir hambre todos los días a medida que se acerca esta hora.
Los ritmos circadianos pueden influir en los ciclos de sueño y vigilia, la secreción de hormonas, los hábitos alimenticios y la digestión, la temperatura corporal y otras funciones corporales importantes. Los relojes biológicos que funcionan rápida o lentamente pueden producir ritmos circadianos alterados o anormales. Los ritmos irregulares se relacionan con varias afecciones médicas crónicas, como desorden del sueño, obesidad, diabetes, depresión, trastorno bipolar y trastorno afectivo estacional.
Los ritmos circadianos nos ayudan a determinar nuestros patrones de sueño. El reloj principal del cuerpo o NSQ controla la producción de melatonina, una hormona que te produce sueño. Recibe información sobre la luz que entra en los nervios ópticos, que transmite información de los ojos al cerebro. Cuando hay menos luz (como en la noche), el NSQ le dice al cerebro que produzca más melatonina para que adormezca. Los investigadores estudian cómo el trabajo por turnos y la exposición a la luz de los dispositivos móviles durante la noche pueden alterar los ritmos circadianos y los ciclos de sueño y vigilia.