Esta palabra proviene del vocablo latín “sarcasmus”, y este, a su vez, del griego “σαρκασμός” (sarkasmós), que puede traducirse, literalmente, como “morderse los labios” o “mordedura de labios”. Este, como expresión humorística, nace en a partir de la ironía, aquellas frases u oraciones que, uniendo el tono de voz y la expresión corporal, dan a entender lo contrario de lo que esta refiere en realidad; un ejemplo de esto serían aquellas personas que escriben en los baños públicos “no escriban en los baños públicos”. El sarcasmo conserva gran parte de la esencia irónica, pero le recubre de un objetivo diferente: herir un poco a quien recibe el comentario.
En la comunicación oral, el sarcasmo puede ser interpretado de diversas formas y existen una serie de factores que pueden modificar la interpretación. En algunos casos, si las ideas, que van a contracorriente, no son expresadas con cierto grado de obviedad, puede llevar a la confusión. Además de esto, el uso del sarcasmo puede variar de persona en persona, debido al trasfondo cultural que posee.