Las torturas pueden ser físicas, haciendo que el torturado sienta dolor en el cuerpo, por lo general se realizan quemando a la persona, dándole latigazos, someter el cuerpo a golpes, mutilaciones y laceraciones a su máxima expresión. Estos mecanismos de tortura son con diversos fines, entre los cuales destaca el placer de quien tortura. Existen personas que sientes un increíble éxtasis cuando torturan y maltratan a alguien más, estas conductas enfermizas son peligrosas, pues se sabe de casos de personas que secuestran a sus víctimas inocentes con el propósito de realizar todo tipo de despojos de moral con el cuerpo de la persona.
Por otra parte, existen las torturas psicológicas, las cuales se fundamentan con el maltrato de la psiquis y la mente de la persona; una persona puede ser torturada psicológicamente haciéndole recordar eventos negativos que ha tenido en la vida, cosas que por sus características horrorosas, es necesario olvidarlas para vivir en paz, infligir miedo. Una de las torturas más comunes en el ámbito mental es la culpa. Cuando una persona realiza una acción que desfavorece a otra sin querer, la culpa invade el pensamiento, haciendo de esta una confusión entre la moralidad y la mentira.
Existen personas que se auto-torturan, con el fin de darse placer o de hacerse a sí mismos pagar por alguna acción mal hecha hacia otra persona. En la actualidad, la comisión de derechos humanos a nivel mundial ha firmado pactos y acuerdos con la mayor cantidad de países y representantes de culturas con el fin de acabar con las prácticas en las que se tortura a las personas.