Los troncos existen tanto en plantas leñosas «verdaderas» como en plantas no leñosas como las palmas y otras monocotiledóneas, aunque la fisiología interna es diferente en cada caso. En todas las plantas, los troncos se espesan con el tiempo debido a la formación de crecimiento secundario (o en monocotiledóneas, crecimiento pseudo-secundario). Los troncos pueden ser vulnerables a daños, incluidas las quemaduras solares. Los troncos que se cortan en el registro generalmente se llaman troncos y si se cortan en una longitud específica se atornillan.
El tronco se compone de cinco partes principales: la corteza, la corteza interior, el cambium, la albura y el duramen. Desde el exterior del árbol trabajando primero, ves la corteza, esta es la capa protectora del tronco. Debajo de esto está la corteza interior que está hecha del floema.
El floema es la forma en que el árbol transporta los alimentos de las raíces a los brotes y viceversa. La siguiente capa es el cambium, esta es una capa muy delgada de células indiferenciadas que se dividen para reponer las células del floema en el exterior y las células del xilema en el interior. Directamente al interior de esto está la madera de savia o las células vivas del xilema. Estas células transportan el agua a través del árbol.
Finalmente, en el centro del árbol está el duramen. El duramen está formado por viejas células de xilema que se han rellenado con resinas y minerales para evitar que otros organismos crezcan e infecten el centro del árbol.
