A través de los siglos han sido muy variadas las personas que han ejercido este rol, pero generalmente, este oficio era pasado de generación en generación, heredado a los hijos por sus padres e incluso de familia en familia, era común que las celebraciones como los matrimonios fueran llevadas a cabo entre familias que ejercieran el oficio del verdugo, puesto que estos gozaban de muy mala reputación. En la antigua Roma el papel de verdugo era ejercida por los llamados lictores (funcionarios públicos de la época), sin embargo en algunos casos los esclavo eran obligados a cumplir funciones de verdugo, por su parte en los pueblos israelitas las penas eran llevadas a cabo por todos los integrantes del pueblo, incluyendo los familiares e incluso el mismo juez que dictaba la sentencia.
Para proteger la identidad de estas personas se les asignaba una vestimenta especial que consistía en una túnica de color negro que le cubría casi todo su cuerpo y con una capucha para cubrir el rostro, únicamente con orificios en el rostro.
En la actualidad esta labor no es para nada un trabajo que agrade, es especial para la salud mental de quienes lo ejercen, pues es bien sabido que puede dejar marcas considerables en la mente de las persona, tales como trastornos en el sueño, depresión son el resultado de desempeñarse como verduga durante periodos muy prolongados, por ello las autoridades competentes en los Estados en donde aún es legal la pena de muerte suelen someter a sus verdugas a intensos tratamientos psicológicos de manera constante para evitar que estos presentes los problemas antes mencionados.