El agua pasa tanto por el exterior como por el interior de la célula, siendo estos movimientos regulados por la cantidad de solutos que que se encuentren en cada uno de estos espacios, a este fenómeno se le denomina Ósmosis. El cuerpo humano es capaz de mantener en funcionamiento este delicado proceso mediante mecanismos muy complejos, regularizando los niveles de sodio, cloro y potasio, mejor conocidos como electrolitos en el organismo.
La forma en como los electrolitos son regulados es por medio de bombas y canales en cada una de las membranas de las células, por lo que el agua es regulada mediante mecanismos hormonales. Cuando el nivel en el cuerpo de agua es bajo aumenta la concentración de solutos aumentando así la osmolaridad, por tal motivo que se produce lo que se conoce como la sed y es donde el individuo busca tomar agua, que a su vez es eliminada del organismo por medio de varias vías, tales como: el sudor, la respiración. orinas, heces y secreciones digestivas.
Si por alguna razón el consumo de líquido disminuye, ya sea por vómitos, lesiones en la boca que impiden tragar o aumenta la pérdida del mismo por medio de diarrea, fiebre, sudoración excesiva, entre otros, se perturba el equilibrio normal del cuerpo y es donde se produce el fenómeno conocido como deshidratación, el cual afecta el funcionamiento del organismo, colocando en riesgo en algunas ocasiones la vida de la persona.
Si llegase a existir una situación que provoque la pérdida de líquidos en el organismo es fundamental administrar agua para evitar que el cuerpo se deshidrate, la absorción es mucho más rápida si se le agrega un pequeño toque de sal común al agua. Existen casos en donde no es posible la hidratación vía oral y es donde debe hacerse vía intravenosa. La deshidratación es un asunto muy serio, ya que pone en riesgo a la vida de la persona, por eso es recomendable buscar ayuda médica si presenta alguna sintomatología como las ya antes mencionadas.
