La intimidación que puedan sentir los megalofóbicos se ve reflejada en síntomas externos como sudoración excesiva, temblores, mareos y nauseas. El miedo que pueda sentir por cosas gigantes los conduce además por problemas en la sociedad, porque los que padecen de esta fobia se limitan a estar cerca de cosas grandes por temor, aunque estas no afecten ni puedan hacerle daño a la persona.
Expertos aseguran que la Megalofobia podría estar asociada a complejos de inferioridad creados por situaciones de insuficiencia o necesidad, en los que de pequeño personas que tenían más o cosas grandes intimidaban al afectado, generando un temor por las cosas que de alguna manera no puede poseer por su tamaño, costo o posibilidad de acceder a estos. Esta miedo, al igual que muchos otros, se soluciona haciendo que el paciente a través de una terapia progresiva se enfrente a sus temores, al mismo tiempo que se medique para contrarrestar los síntomas físicos en caso de que estén presentes.