Estas opiniones perpetúan estereotipos antisemitas de larga data, cargos de odio que fueron fundamentales para sentar las bases para el Holocausto. La negación del Holocausto, la distorsión y el mal uso minan toda la comprensión de la historia.
La persecución hacia los judíos comenzó con palabras odiosas, escaló a la discriminación y la deshumanización, y culminó en el genocidio. Las consecuencias para los judíos eran horribles, pero el sufrimiento y la muerte no se limitaban a eso. Millones de otros fueron víctimas, desplazados, forzados a trabajos forzados y asesinados. El Holocausto muestra que cuando un grupo es blanco, todas las personas son vulnerables.
Hoy en día, en un mundo testigo del creciente antisemitismo, la conciencia de este hecho es crítica. Una sociedad que tolera el antisemitismo es susceptible a otras formas de racismo, odio y opresión.
La negación o distorsión de la historia es un asalto a la verdad y la comprensión. La comprensión y la memoria del pasado son cruciales para la comprensión de nosotros mismos, nuestra sociedad y nuestros objetivos para el futuro. Intencionalmente negar o distorsionar el registro histórico amenaza la comprensión comunal de cómo salvaguardar la democracia y los derechos individuales.
La negación, la distorsión y el uso indebido del Holocausto son estrategias para reducir la simpatía pública percibida a los judíos, para socavar la legitimidad del Estado de Israel, que algunos creen que fue creado como compensación por el sufrimiento judío durante el Holocausto, sembrar semillas de Holocausto, y para llamar la atención sobre temas o puntos de vista particulares. Internet, debido a su facilidad de acceso y difusión, aparente anonimato y autoridad percibida, es ahora el principal conducto de la negación del Holocausto.
Las afirmaciones clave de la negación son que el asesinato de aproximadamente seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial nunca ocurrió, que los ultraderechistas no tenían una política oficial o intención de exterminar a los judíos y que las cámaras de gas venenoso en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau nunca existieron. Distorsiones comunes incluyen, por ejemplo, afirmaciones de que la cifra de seis millones de muertes judías es una exageración y que el diario de Ana Frank es una falsificación.