El prejuicio crea un informe a lo infundado del juicio y a la expresión afectiva. Allport determinó que la expresión “especular mal de otras personas” debe concebirse como un término elíptico, el cual involucra sentimientos de desprecio o resentimiento, de miedo y aborrecimiento, así como distintas formas de comportamiento hostil, así como el hablar en contra de algunas personas, hacer cualquier clase de discriminación en contra de ellos o arremeter con violencia. En las rutinas diarias de los sujetos, el prejuicio se aplica a partir de suposiciones valorativas fundamentadas en hábitos, tradiciones, cuentos y otros aprendizajes adquiridos en el transcurso de los procesos de formación de las identidades.
El psicólogo Gordon Allport no incluía la probabilidad de alguna apreciación positiva en su enunciación. Sus estudios fueron realizados con la propósito de que funcionara como material pedagógico para los estudiantes universitarios y público en general pertinente al asunto de la discriminación étnica, especialmente la que soportaban los judíos y los negros estadounidenses por lo cual es estimado un contenido importante en la psicología social, debido a que plantea que el racismo es procedente de los temores imaginarios, lo que nos transporta a una punto de vista positivo de que es posible eliminar el prejuicio para lograr vivir en una sociedad más armónica.
Los prejuicios podrían ser ocasionados por razones raciales, sociales, de género, entre muchas otras. Muchas veces, los prejuicios se fundamentan en estereotipos, los jóvenes no son responsables, los nerds no saben socializar, los ancianos son olvidadizos, las rubias son tontas, los alemanes son fríos, los judíos son avaros, etc.
Esta clase de forma de pensar están emparentada a la discriminación. Los prejuicios suelen ser siempre negativos se rechaza a alguien o algo antes de poseer el discernimiento suficiente para cuestionarlo con motivos e incitan a la división entre las personas.